La utilización de grasa del propio paciente como material de relleno para restaurar y remodelar los pechos, evita cualquier posible rechazo o incompatibilidad al tratarse de material autólogo.

Se extrae la grasa mediante una liposucción convencional y se recoge para su posterior tratamiento, usualmente un centrifugado que elimina la sangre de la misma. Esta grasa se introduce en la mama a través de pequeñas incisiones cutáneas, formando una serie de túneles entrecruzados y buscando los planos con mejor vascularización (intramuscular y subcutáneo) para facilitar el prendimiento del injerto. El volumen a introducir no debe ser excesivo para evitar la necrosis grasa.

La intervención se realiza, normalmente, con anestesia local y sedación. No se requiere hospitalización, por lo que se realiza en la unidad ambulatoria, y la duración es de alrededor 1 hora. Previamente a la cirugía, se realiza un análisis pormenorizado del volumen de grasa que se necesita para el aumento y la mejor zona donante de acuerdo con las preferencias de la paciente y la disponibilidad del tejido. 

En la mayoría de ocasiones sólo es necesaria una sesión de tratamiento, aunque en ciertos pacientes se requiere más de una para conseguir el resultado deseado, sobre todo en aquellos casos en que se precisan grandes volúmenes de tejido graso.

• Realización de analítica sanguínea y electrocardiograma.
• No debe tomar alimentos sólidos ni líquidos durante las 8 horas anteriores a la intervención.
• No debe llevar ningún objeto metálico durante la operación (anillos, pulseras, pendientes, piercing, etc.)

• Tras finalizar el implante, se inmovilizará el injerto durante 7-10 días con un vendaje. Posteriormente, deberá llevar un sujetador deportivo durante 30 días.
• Debe evitar el ejercicio físico y realizar drenajes linfáticos suaves durante 1 mes.
• No se deben mojar las incisiones hasta la retirada de los puntos, que se realizará en 5-10 días.